¿Cómo elegir el ERP más adecuado?
No existe una respuesta directa a esta pregunta, ya que cada empresa puede elaborar su propia lista de criterios de selección, por otro lado todos los ERP no son iguales, ni por desgracia puedo decirles cual es mejor o peor. Sin embargo lo que si puedo decir y señalar es una serie de criterios básicos que ustedes como empresarios Pyme deberían tener en cuenta al elegir uno de estos software:
1. El primer criterio: la funcionalidad. Si partimos del criterio de que todos los ERP ofrecen aplicaciones para cubrir la mayoría de las áreas funcionales y técnicas de una empresa, la compañía deberá analizar aquellas que son la base de su negocio y ver si cumplen con sus requerimientos. Es decir, si una empresa de servicios decide implantar un ERP, no deberá dar importancia al módulo de producción, sino focalizar su estudio en aquellos módulos que determinan su actividad (ventas, servicio al cliente y finanzas).
Si el ERP es funcionalmente deficitario en alguna de las áreas, es importante que pueda integrarse con otros productos que suplan sus carencias, o bien permitir realizar desarrollos a medida, esta es una ventaja de los ERP libres u open source, algunos pueden ser editados a medida a partir del código libre disponible. Este código es ya una base bastante avanzada para el programador, así que la implementación del software será más rápida.
Por otro lado, la empresa que compra el ERP deberá conocer si existen soluciones verticales para su sector que mejoren las prestaciones estándares.
No existe una respuesta directa a esta pregunta, ya que cada empresa puede elaborar su propia lista de criterios de selección, por otro lado todos los ERP no son iguales, ni por desgracia puedo decirles cual es mejor o peor. Sin embargo lo que si puedo decir y señalar es una serie de criterios básicos que ustedes como empresarios Pyme deberían tener en cuenta al elegir uno de estos software:
1. El primer criterio: la funcionalidad. Si partimos del criterio de que todos los ERP ofrecen aplicaciones para cubrir la mayoría de las áreas funcionales y técnicas de una empresa, la compañía deberá analizar aquellas que son la base de su negocio y ver si cumplen con sus requerimientos. Es decir, si una empresa de servicios decide implantar un ERP, no deberá dar importancia al módulo de producción, sino focalizar su estudio en aquellos módulos que determinan su actividad (ventas, servicio al cliente y finanzas).
Si el ERP es funcionalmente deficitario en alguna de las áreas, es importante que pueda integrarse con otros productos que suplan sus carencias, o bien permitir realizar desarrollos a medida, esta es una ventaja de los ERP libres u open source, algunos pueden ser editados a medida a partir del código libre disponible. Este código es ya una base bastante avanzada para el programador, así que la implementación del software será más rápida.
Por otro lado, la empresa que compra el ERP deberá conocer si existen soluciones verticales para su sector que mejoren las prestaciones estándares.
2. El segundo criterio: los proveedores. Es necesario conocer tanto al fabricante del ERP como a la empresa encargada de su implantación (en caso de que ambos sean diferentes). Asimismo, es importante constatar su experiencia real en empresas del mismo sector y con características similares (volumen de negocio, dispersión geográfica, número de empleados, etc.).
No hay que olvidar los servicios (post venta o soporte) que deben ofrecer los proveedores en todas las etapas de la implantación de un ERP; es decir, la configuración de la infraestructura técnica, la formación, y los servicios posteriores a la puesta en marcha (por ejemplo, su actualización con las nuevas versiones que van apareciendo).
Aquí un programa libre tiene muchas ventajas; las actualizaciones son constantes, ya que cuenta con un grupo de desarrolladores y comunidad de usuarios activos y si en caso hay dudas o se buscan soluciones en relación al ERP, los foros especializados e inclusive la misma Web de los proyectos, ofrecen soluciones casi inmediatas.
3. El tercer criterio: el económico. Tal vez este sea el criterio que determine tal o cual ERP sea el que elija, pero recuerden que no siempre es el mejor. En este punto, hay que tener en cuenta algunos aspectos, como: si el fabricante del ERP proporciona las licencias por usuario o por servidor, si quienes se encargan de su implantación firman un contrato cerrado o abierto, y los beneficios tangibles y/o intangibles que va a generar la implantación del ERP.
Ya se lo que están pensando, les he hablado de los ERP open source, pues ni que decir estos no tiene precio así que este punto quedaría sobradamente superado, lo que aunado a los beneficios que con ellos se puede obtener en relación a los puntos 1 y 2 se presentan como la mejor alternativa pára las pequeñas empresas.
4. El cuarto criterio que considero interesante es el relacionado con la reingeniería. Hay que efectuar una evaluación del impacto y los cambios organizacionales que supone la puesta en funcionamiento del ERP. Este punto es aplicable tanto a un ERP pago como a uno open source por igual así que no merece mayor comentario sobre tal o cual; sin embargo, es bueno señalar que el impacto puede redundar en la reducción de la eficiencia en las primeras etapas de la implantación, esto es lo que yo llamo como “costo de aprendizaje” y es justamente lo que dedemos evaluar para estimar la forma de amortiguarlo y no poner en peligro nuestro rendimiento.
5. El quinto y último criterio es el técnico. Hay que evaluar las plataformas técnicas soportadas por el ERP, las bases de datos permitidas, los lenguajes de programación, las herramientas de desarrollo y la posibilidad de puedan estar conectados a otros sistemas (EDI, Internet, etc.). Esto se hace con el fin de compatibilizar la información que ya tenemos con la nueva plataforma, lo que redundará en una integración más rápida y con ahorro de costes y tiempo.
No hay que olvidar los servicios (post venta o soporte) que deben ofrecer los proveedores en todas las etapas de la implantación de un ERP; es decir, la configuración de la infraestructura técnica, la formación, y los servicios posteriores a la puesta en marcha (por ejemplo, su actualización con las nuevas versiones que van apareciendo).
Aquí un programa libre tiene muchas ventajas; las actualizaciones son constantes, ya que cuenta con un grupo de desarrolladores y comunidad de usuarios activos y si en caso hay dudas o se buscan soluciones en relación al ERP, los foros especializados e inclusive la misma Web de los proyectos, ofrecen soluciones casi inmediatas.
3. El tercer criterio: el económico. Tal vez este sea el criterio que determine tal o cual ERP sea el que elija, pero recuerden que no siempre es el mejor. En este punto, hay que tener en cuenta algunos aspectos, como: si el fabricante del ERP proporciona las licencias por usuario o por servidor, si quienes se encargan de su implantación firman un contrato cerrado o abierto, y los beneficios tangibles y/o intangibles que va a generar la implantación del ERP.
Ya se lo que están pensando, les he hablado de los ERP open source, pues ni que decir estos no tiene precio así que este punto quedaría sobradamente superado, lo que aunado a los beneficios que con ellos se puede obtener en relación a los puntos 1 y 2 se presentan como la mejor alternativa pára las pequeñas empresas.
4. El cuarto criterio que considero interesante es el relacionado con la reingeniería. Hay que efectuar una evaluación del impacto y los cambios organizacionales que supone la puesta en funcionamiento del ERP. Este punto es aplicable tanto a un ERP pago como a uno open source por igual así que no merece mayor comentario sobre tal o cual; sin embargo, es bueno señalar que el impacto puede redundar en la reducción de la eficiencia en las primeras etapas de la implantación, esto es lo que yo llamo como “costo de aprendizaje” y es justamente lo que dedemos evaluar para estimar la forma de amortiguarlo y no poner en peligro nuestro rendimiento.
5. El quinto y último criterio es el técnico. Hay que evaluar las plataformas técnicas soportadas por el ERP, las bases de datos permitidas, los lenguajes de programación, las herramientas de desarrollo y la posibilidad de puedan estar conectados a otros sistemas (EDI, Internet, etc.). Esto se hace con el fin de compatibilizar la información que ya tenemos con la nueva plataforma, lo que redundará en una integración más rápida y con ahorro de costes y tiempo.
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